domingo, 16 de diciembre de 2007

Nutrición y Cáncer

Dr. Publio Ayala GarzaServicio de GastroenterologíaHospital San José-Tec de Monterrey.

Introducción: En México, a partir de la década de 1990, las enfermedades oncológicas ocupan la segunda causa de mortalidad en la población general, después de las enfermedades cardiovasculares. En este resumen trataré de reunir la información actual acerca de la relación que existe entre la alimentación y los principales tipos de cáncer en los países de occidente, mencionando aquellos factores dietéticos que aumentan el riesgo de cáncer así como los factores de la alimentación que pudieran tener efectos protectores contra esta enfermedad.
Consumo excesivo de energía y balance energético: Consumir demasiada energía es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar un cáncer. En este sentido la altura y el peso son los principales indicadores del balance entre el consumo y el gasto de energía de tal modo que demasiada altura en los adultos es un indicador indirecto de sobrealimentación durante la infancia y la adolescencia, mientras que el sobrepeso en los adultos refleja un consumo excesivo de energía en los adultos. Cuando se realizan comparaciones en diferentes países, se ha observado que la altura de las mujeres adultas se asocia con el riesgo de cáncer de mama. El balance positivo de calorías que lleva a la acumulación de grasa corporal en la edad adulta es un factor de riesgo bien establecido para desarrollar varios tipos de cáncer. La obesidad se considera como un factor de riesgo para cáncer de mama, endometrio, ovarios, colon, vesícula biliar, estómago, esófago, hígado, páncreas, riñón y próstata. Otro componente importante en el balance energético es la actividad física. Se ha demostrado que el ejercicio físico moderado puede disminuir el riesgo de varios tipos de cáncer. Existen evidencias convincentes que la actividad física está asociada a una disminución del riesgo de cáncer de colon y de mama.
Grasas y carne roja: La hipótesis de que el consumo de grasa posiblemente se relaciona con cáncer está basada en la gran variación internacional del cáncer de mama, colon, próstata y endometrio, lo cual aparentemente se asocia directamente con la cantidad de grasa consumida por las diferentes poblaciones. En la mayoría de los estudios de cohorte en donde se ha medido el consumo de grasa dietética antes de aparecer el cáncer de mama, no se ha encontrado asociación con el consumo de grasa en la alimentación. Existen evidencias que señalan que el tipo de grasas en la alimentación puede ser más importante que el consumo total de grasas en cuanto al riesgo de cáncer de mama. El cáncer de colon también se ha asociado al consumo de grasa de origen animal y carne roja. El alto consumo de carnes rojas y carnes procesadas, en la mayoría de los estudios prospectivos, se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer de colon. El cáncer de próstata se ha relacionado al consumo de grasa en numerosas investigaciones. En algunos estudios, la asociación de esta neoplasia se ha encontrado con el consumo de grasa saturada de origen animal, mientras que existen algunas evidencias que el consumo de pescado puede tener efecto protector contra este cáncer.
Frutas y verduras: Más de 200 investigaciones han demostrado que el consumo de frutas y verduras pueden prevenir el cáncer. En 1997, una revisión realizada por the World Cancer Research Fund y the American Institute for Cancer Research, concluyó que existen evidencias convincentes que el consumo de frutas y verduras disminuye el riesgo de cáncer de boca, faringe, esófago, pulmones, estómago, colon y recto; y que probablemente disminuyen el riesgo de cáncer de laringe, mama, páncreas y vejiga.
Lácteos: Las evidencias disponibles sugieren que el consumo de leche y productos lácteos pudiera aumentar el riesgo de cáncer de próstata, ovario y riñón, aunque también existen algunas evidencias que pudiera disminuir el riesgo de cáncer de colon. Estudios de caso-control han reportado que el consumo de lácteos se asocia fuertemente a un mayor riesgo de cáncer de próstata, aunque en los estudios prospectivos los resultados son menos consistentes. Algunos estudios de caso-control han reportado que el consumo frecuente de leche, yogur y queso se asocia a un aumento en el riesgo de cáncer de ovario, lo cual se ha reportado también en varios estudios prospectivos, incluyendo the Nurses’ Health Study y the Iowa Women’s Health Study.
Fibra dietética: A principios de los 1970s el Dr. Denis Burkitt publicó sus observaciones de la baja incidencia de cáncer de colon y enfermedad cardiovascular en ciertas poblaciones de África lo cual asociaba a una dieta rica en fibra y alimentos vegetales con mínimo procesamiento. La mayoría de los estudios prospectivos han fallado en demostrar que la fibra disminuya el riesgo de cáncer de colon. Estudios de intervención donde se han utilizado suplementos de fibra tampoco han reportado resultados benéficos para disminuir el riesgo de adenomas colorectales. Aunque es difícil delinear el efecto asociado a la fibra dietética de otros componentes de los vegetales con potencial anticarcinógeno, los investigadores piensan que la fibra por si sola no tiene efectos benéficos, sino cuando se consume como parte de los alimentos enteros junto con otros nutrientes como vitaminas minerales y fitoquímicos, los cuales trabajan todos en conjunto.
Cereales de grano entero: Aunque ha habido relativamente pocas investigaciones enfocadas en el papel de los cereales de grano entero en el riesgo de enfermedades crónicas, existen suficientes evidencias que sugieren que el consumo de cereales de grano entero disminuye el riesgo de cáncer. La consideración colectiva de todos estos estudios sugiere que el efecto de los granos enteros depende del grado de refinamiento por lo que se vuelve importante insistir a la población que consuma los cereales con el menor procesamiento posible, lo cual es evidente que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cáncer, mientras que el consumo de cereales refinados se asocia a un mayor riesgo de estas mismas.
Alcohol y bebidas con cafeína: Existen evidencias epidemiológicas que el consumo excesivo de alcohol, es un factor de riesgo bien establecido de cáncer de cavidad oral, laringe, esófago, hígado, mama y colon. Se han realizado numerosos estudios para comparar el efecto de los diferentes tipos de bebidas alcohólicas encontrándose que es la cantidad de alcohol consumido y no el tipo, lo que influye en el riesgo de cáncer. El café contiene una mezcla compleja de más de mil sustancias químicas, algunas de las cuales se han descrito con propiedades mutagénicas por lo que se presume podría ser una causa significativa de cáncer en los humanos. Se han realizado estudios para determinar si el café aumenta el riesgo de cáncer de páncreas, pero los resultados no son consistentes. Estudios epidemiológicos han reportado relación del consumo de café con cáncer de vías urinarias. Una revisión reciente reportó que el consumo excesivo de café puede aumentar discretamente el riesgo de cáncer de vías urinarias. El café también se ha relacionado a cáncer gástrico, pero a través de investigaciones que han buscado esta asociación, no se ha demostrado que el café tenga efectos adversos que pudieran desencadenar cáncer de estómago. Por otro lado, el consumo de café se ha relacionado en modo inverso con cáncer colorectal, aunque los resultados de las investigaciones recientes no son consistentes. El té verde, con sus propiedades antioxidantes reconocidas, se ha asociado con beneficios para la salud incluyendo la prevención de enfermedades cardiovasculares y cáncer, aunque los estudios en humanos los resultados han sido contradictorios.
Suplementos de vitaminas y minerales: Se han realizado numerosas investigaciones pero, hasta la fecha, no existen evidencias convincentes que el consumo de suplementos de vitaminas y minerales pueda disminuir el riesgo de cáncer en la población general. Algunos grupos específicos de la población, como los ancianos, vegetarianos puros, alcohólicos o con alguna enfermedad en especial, pueden beneficiarse de un suplemento de vitaminas y minerales.
Conclusiones: Las evidencias científicas disponibles nos permiten afirmar que la alimentación ideal para la prevención del cáncer y otras enfermedades crónicas debe tener las siguientes características: Debe ser abundante en alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres; Debe incluir en cantidad moderada nueces, semillas, carnes blancas, huevos y lácteos descremados. Debe ser limitada en carnes rojas, carnes procesadas, cereales refinados, lácteos enteros, azúcares y sal. Aquellas personas que toman bebidas alcohólicas se aconseja hacerlo solamente con moderación.
Bibliografía
WCR/AICR: Food, nutrition and the prevention of cancer: a global perspective:. World Cancer Research Fund / American Institute for Cancer Research 1997.
Vainio H, Bianchini F. IARC handbooks of cancer prevention, Volume 6: Weight control and physical activity: Lyon, France: IARC Press, 2002.
Van den Brandt PA, Spiegelman D, Yuan SS, et al. Pooled analysis of prospective cohort studies on height, weight, and breast cancer risk. Am J Epidemiol 2000;152:514-527.
Calle EE, Rodríguez C, Walker-Thermond K et al. Overweight, obesity, and mortality from cancer in a prospectively studied cohort of U.S. adults. N Eng J Med 2003;348:1625-38.
Friedenreich CM, Orenstein MR. Physical activity and cancer prevention: etiologic evidence and biological mechanisms. J Nutr 2002;132:3456S-3464S.
Armstrong B, Doll R. Environmental factors and cancer incidence and mortality in different countries, with special reference to dietary practices. Int J Cancer 1975;15:617-631.
Norat T, Luckanova A, Ferrari P, et al. Meat consumption and colorectal cancer risk: dose-response meta-analysis of epidemiological studies. J Natl Cancer Inst 2002;98:241-256.
Kolonel LN, Yoshizawa CN, Hankin JH. Diet and prostatic cancer: a case-control study in Hawaii. Am J Epidemiol 1988;127:999-1012.
Terry P, Lichtenstein P, Feychting M, et al. Fatty fish consumption and risk of prostate cancer. Lancet 2001;357:1764-6.
Block G, Patterson B, Subar A. Fruit, vegetables, and cancer prevention: a review of the epidemiological evidence. Nutr Cancer 1992;18:1-29.
Curry S, Byers T, Hewitt M. Fulfilling the potential of cancer prevention and early detection. Washington, DC: National Academy Press 2003.
Rodriguez C, McCullough ML, Mondul AM et al. Calcium, dairy product, and risk of prostate cancer in a prospective cohort of United States men. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 2003;12:597-603.
Schurman AG, Van den Brandt PA, Dorant E et al. Animal products, calcium and proteins and prostate cancer risk in the Netherlands Cohort study. Br J Cancer 1999;80:1107-13.
Fairfield KM, Hunter DJ, Colditz GA et al. A prospective study of dietary lactose and ovarian cancer. Int J Cancer 2004;110:271-7.
Burkitt DP, Walker AR, Painter NS. Dietary Fiber and disease. JAMA 1974;229:1068-1074.
Michels KB, Fuchs CS, Giovannucci E et al. Fiber intake and incidence of colorectal cancer among 76,947 women and 47,279 men. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 2005;14:842-9.
Park Y, Hunter DJ, Spiegelman D, et al. Dietary fiber intake and risk of colorectal cancer: a pooled analysis of prospective cohort studies. JAMA 2005:294:2849-57.
Jacobs DR, Slavin JL, Marquart L, et al. Whole grain intake and cancer: a review of the literature. Nutr Cancer 1995;24:221-9.
Seitz HK, Stickel F, Homann N. Pathogenetic mechanisms of upper aerodigestive tract cancer in alcoholics. International J Cancer 2004;108:483-487.
Smith-Warner SA, Spiegelman D, Yaun SS, et al. Alcohol and breast cancer in women: a pooled analysis of cohort studies. JAMA 1998;279:535-540.
Tomeo CA, Colditz GA, Willet WC, et al. Harvard Report on Cancer Prevention. Volume 3: Prevention of colon cancer in the United States. Cancer Causes Control 1999;10:167-80.
Zeegers M, Tan F, Goldbohm E, et al. Are coffee and tea consumption associated with urinary tract cancer risk? A systematic review and meta-analysis. International J Epidemiol 2001;30:353-362.
Botelho F, Lunet N, Barros H. Coffee and gastric cancer: systematic review and meta-analysis. Cad Saude Publica, Rio de Janeiro 2006;22:889-900.
Michels KB, Willett WC, Fuchs CS. Coffee, tea, and caffeine consumption and incidence of colon and rectal cancer. J Natl Cancer Inst 2005;97:282-92.
Lambert JD, Yang CS. Mechanisms of cancer prevention by tea constituents. J Nutr 2003;133:3262S-3267S.
Fairfield KM, Fletcher RH. Vitamins for chronic disease prevention in adults. JAMA 2002;287:3116-3126.

No hay comentarios: